Sepultadas durante siglos por el polvo del tiempo, esparcidas sobre más de 500 km cuadrados en esa tierra ocre rebosante de rojizos guijarros, encontramos, deslumbrados y reflexivos, las líneas de Nazca. Tierra de arcanos, tierra seca y árida –donde las lluvias duran media hora cada dos años – rodeada del cinturón de los andes por un lado , y el crudo océano por el otro. Magnificas en su trazado, silenciosas en sus secretos, perfectas en su misterio. Hasta la fecha las líneas de Nazca , el Colosal Jeroglífico ha sabido conservar todo su encanto y resistido con su elocuencia visual las más atrevidas teorías.
Y avanzando a pie por este “desierto escrito” , percibiendo la misma brisa que a tantos intimidó en su silencio, uno es incapaz de advertir esos cientos de trazos que conforman el Valle del Ingenio. Enrevesados unos con otros, líneas cruzándose, espirales por doquier. Cuadrados. Triángulos. Inmensos animales y “pistas” extrañas. Todo es ajeno a uno salvo que se “eleve” de su condición ordinaria y terrestre. Y en efecto, todos los que han incursionado estudiando las líneas de Nazca han coincidido en esto mismo: sólo pueden ser vistas desde el cielo.
Este formidable Jeroglífico desértico fue descubierto en los años veinte por pilotos peruanos, quienes ante tan inusual paisaje pronto proliferaron su existencia por los cuatro vientos. Y así, arqueólogos y curiosos investigadores empezaron a llegar a esta zona antes prácticamente desconocida. Las noticias, sin embargo, de su existencia ya la había referido el magistrado español Luis de Monzón –en la conquista española a fines del siglo XVI – que en sus crónicas nos hablaba del folklore de la pampa; reconociendo así a los viracochas (los descendientes del mítico Hombre-Dios viracocha, “llegado de los cielos” , según las lenguas viejas) como los autores de la líneas de Nazca. Y de aquí ha decantado una teoría en la que los dibujos y figuras geométricas ejecutados en la pampa serían algo así como un homenaje a los dioses del “olimpo andino”.
Ahora bien, esto no explicaría su majestuoso trazado sólo visto desde los aires. ¿Cómo se llevó a cabo semejante trabajo? La infatigable y memorable María Reiche ha planteado la hipótesis de que los viejos pobladores del Valle del Ingenio, empleando cuerdas y estacas, lograron trazar la magnitud de los dibujos (muchos de más de 200 Mts , perfectamente alineados.) Y como teoría es muy interesante. Más aún: proviene de una mujer que pasó toda su vida intentando esclarecer este enigma desde aquel día ventoso en que pisó la árida tierra nasqueña. Una mujer que se ha ganado todos nuestros votos de admiración por su perseverancia , su cuidado escrupuloso de las líneas (a veces se la veía limpiarlas con una especie de plumero de las inclemencias del desierto y de los turistas) , su laboriosa y solitaria reflexión; faena que no menoscabó a pesar de sus enfermedades - ceguera y parkinson - y con sus noventa años nos brindó su última obra “Contribuciones a la geometría y la Astronomía en el Perú Antiguo”. Y dicho y hecho : Reiche continuo la teoría del primer arqueólogo que hizo popular las líneas , Paúl Kosok (1939).
De las hipótesis que se manejan en Nazca sobre el sentido de las líneas, quizá la de Reiche sea la más difundida y aceptada por algunas comunidades científicas. Y sin embargo, existen otras algo más desfachatadas como la propugnada por Erik Von Daniken (en “La respuesta de los Dioses”) que , como entusiasta descontrolado de la vida en otros mundos, afirmaba que se tratarían de señales y pistas de aterrizaje para naves interplanetarias, con lo que empezó a crear ese movimiento de investigadores que giraron desesperadamente sus rostros hacia atrás, y empezaron a buscar en el pasado lo que en el presente parecían no hallar. Una estafa intelectual de la peor clase.
Nazca es, sin embargo, una labor de los hombres. Es un conocimiento grabado hace miles de años a la espera de ser redescubierto y elucidado como corresponde. Y quizá para resolverlo, para comprenderlo sea necesario que proliferen muchas teorías e hipótesis, muchas horas de cavilaciones intensas y bochornosas, en definitiva: un caer y golpearse duramente con el misterio una y otra vez ; días de tristeza y sufrimiento hasta que brille la respuesta. El mismo sacrificio que el alquimista siente al toparse , durante años , con los obstáculos de los antiguos Tratados tan cifrados como las líneas de este desierto. Y quizá - ¿por qué no?- aquí esté la explicación al nombre de Nazca, el cual aún nadie supo explicar: “tristeza y dolor”.
Una teoría nos dice, por ejemplo, que las líneas fueron hechas por una civilización antigua con el único fin de llevar a cabo un mapa del cielo. Otra, más audaz, nos inclina a pensar que los dibujos y trazados serían una suerte de canales de agua simbólicos que servirían - en determinadas fechas del año – para que los Dioses los abastecieran de la preciada lluvia en aquel secante lugar. Pero ¿cómo interpretar entonces las figuras antropomórficas? Y es más : siendo algo simbólico sin una utilidad concreta, salvo en la creencia ¿llevarían a cabo tremenda empresa en aquel lugar tan árido e inhóspito sabiendo el gasto y dificultad que ello conlleva?
Un trabajo tan delicado y estético como las líneas de Nazca debió haber demandado años realizarlo. Y si se hizo fue con un fin más transcendente que el mero hecho de abastecerse de lluvias simbólicas. Más plausible resulta, en este sentido, la teoría de Reiche que nos explica que estas líneas eran empleadas por los antiguos astrónomos peruanos como si fuesen un gigantesco calendario solar y lunar. Como lo bautizó Kosok :“El libro de astronomía más grande y antiguo del mundo”. Así, las Líneas nos indicarían las fechas de la llegada del invierno, el verano y otros sucesos relacionados con la actividad típica de los Nazca.
Hasta aquí llegamos con la historia [1]de las líneas. Y nos resistimos a seguir adelante con más comentarios o anécdotas pues nuestra intención es otra: intentar con toda la modestia que ello incluye esclarecer el por qué de las líneas y figuras. Desde nuestra perspectiva, por supuesto.
En ningún momento pretendemos desafiar o menoscabar otras hipótesis . Creemos que todas pueden coexistir sanamente. E incluso: quizá todas se complementen. Después de todo tal vez el verdadero motivo de los Nazcas sea que consigamos esa elevación a las alturas que nos permita “ver” bien las cosas. Sin condicionarnos con nada y aceptando y respetando todo por más raro que parezca.
Y por eso, envalentonados en nuestra fe, vamos a enfocarnos por vez primera en el simbolismo alquímico de los dibujos - que no exceden de profundidad los 30 cm - invisibles en la cercanía, y clarividentes en los aires.
Casi la mitad de las figuras están constituidas por espirales y diseños concéntricos de varios tamaños. La más pequeña figura hallada hasta el momento es un espiral de 3 mts de diámetro. Después existen pájaros de casi 300 Mts ; un lagarto (180 mts) ;un pelicano (135 mts); un cóndor (135 mts); un mono (135 mts); una araña (42 mts) etc : ballena, perro, grullas, colibrí, caracol. Y quizá, como algunos ya han señalado, las más imponente figuras sean el Mono, la Araña, y el caracol.
Pero antes de adentrarnos al meollo de la cuestión, es necesario que definamos lo que para nosotros representan las líneas: un elevado conocimiento sobre el hombre y el universo. Opinión semejante a la de la Antropóloga y socióloga Jadwiga Pasenkiewicz que en sus libros “No eran extraterrestres” o “La gran época olvidada de la historia americana”, nos dice que existió “Una civilización avanzada que se nos adelantó en conocimientos de alto nivel”[2]
Ahora bien, puesto que nos es prácticamente imposible abarcar la totalidad de los dibujos de Nazca, sólo hemos seleccionado aquellos de indudable valor alquímico. Y esos mismos “legados” impresos en el suelo desértico nos hablan, volvemos a insistir, de un intento de elevar al hombre de su condición ordinaria. Por eso, quizá, muchos geoglifos representan a seres vivos, pájaros, flores, peces e insectos: ¿acaso no son obras de la naturaleza y no es a ella a la que el artista de Hermes siempre intenta emular.?
Pero empecemos con el geoglifo de la X y la ? :
A priori nos surge la idea del monograma de Cristo, formado por la X y la P, el signum Dei. Aunque la X representa el símbolo de la pasión de Cristo, sus connotaciones son mucho más antiguas al propio hecho narrado en los evangelios. Alquímicamente su valor es innegable. Es la clave de la Obra. Y así como en las matemáticas la X define la entidad a descubrir, el problema a resolver, esto puede ser correspondido exactamente con el aforismo de Sócrates: INWQI SEAYTON “Conócete a ti mismo”. Y aquí radica la clave de los tiempos para resolver todas las incertidumbres de la existencia. Pensemos, además, que en griego la X (ji; cappa) conforma las palabras cronos(Tiempo); cristos (Cristo, Mesías); crusitis, crusos(Oro) ; cwnh(Crisol, Fundidor) ; cruso-liJos(Piedra preciosa) Es decir: cinco de las incógnitas que el artista debe saber resolver en su trabajo de laboratorio. Y en efecto, ¿acaso no son cinco incógnitas (?) asociadas a una X, tal y como el grabado de Nazca nos ilustra.?
(Las etimologias en griego, dada la configuración del sitio web, salen desfiguradas, pedimos disculpas)
Y esas cinco incógnitas representadas por el Tiempo, el Cristo, el Oro, el Crisol, y la Piedra Preciosa (resultado final de la obra) no sólo nos indican lo que debemos buscar con paciencia y perseverancia, además nos señalan la quintaesencia que el alquimista, siendo lo suficientemente hábil, debe capturar en su compuesto dentro del athanor. Y en palabras del adepto: la X es “la primera llave , la más considerable, y la más secreta de todas las que le pueden abrir al hombre el santuario de la naturaleza”.[3]
Pero lo interesante de la X es que si observamos con atención la naturaleza , las obras de arte y los animales, seremos capaces de encontrar este símbolo añejo como el mundo en todos lados: desde los bigotes de los felinos hasta la manera en como una rosa se abre y nos extasía con su perfume , dilatándonos los ojos, allí donde se oculta el “Quiasma” (del griego ciasma en forma de X) de los anatomistas, que se enlazan. Y tan entrecruzados, quizá, como el desierto de nazca, donde las líneas cruzan dibujos y trazados geométricos, a guisa de un inmenso y majestuoso circuito electrónico. Y la propia luz puede ser una X. Tomad algo que refleje el astro Rey y lo comprobareis, los rayos parten en forma de X. La misma X que fue en una época firma de ignorantes, y marca de validez de documentos en el siglo XII. Significa el 10 en Romano, el número completo de la Obra, ya que la unidad , los tres principios, los cuatro elementos y las dos naturalezas forman la doble quintaesencia [4]. Pero a este símbolo por excelencia lo encontramos , insistimos, en todos lados.
La cruz relaciona los mundos del macrocosmos y microcosmos. Pero, dado el cruce obligatorio , es también una visión de los principios contrarios. Representa la tierra y su opuesto el cielo. Lo de arriba, sin embargo, es como lo de abajo: el nexo es la X. Es la llave de los misterios cruzada que porta en una mano el ángel del Arbamasia Sive Naturalis et innaturalis (siglo XVII) Es, en la lengua rúnica - giba en gótico - la que designa el ideograma correspondiente a “Don” , “Generosidad”, ¿el Don divino , un Conocimiento que el alquimista , una vez finalizada su Gran Obra, recibe generosamente del Creador.?
Además : el asterisco en rúnico designa “Pez de agua Dulce”, nuestra rémora filosófica o el verdadero emblema de los primeros cristianos.
Por lo demás, si observamos con atención el símbolo que yace en Nazca, advertiremos que, como dijimos al inicio de este ensayo, sesgando las ? , obtenemos la X y I, el famoso monograma de Cristo, tomado del griego Ihsous cristos , Iesous Kristos. Y en algunos grabados egipcios ya encontramos esta marca divina. La X en rojo sobre fondo blanco; la misma simbología y heráldica que los cruzados, los caballeros del Temple, emplearían siglos después de Jesucristo.
Y según René Guénon en “El simbolismo de la Cruz”, los trazos que conforman la Cruz están divididos en arriba, el fuego, abajo, la tierra, a la derecha, el aire, a la izquierda, al agua, es decir, los cuatro elementos de la naturaleza, en cuyo medio o punto de intersección yace el origen de todo cuanto puede ser manufacturado por los cuatro elementos.
Y también :“La X simboliza los ejes perpendiculares de los solsticios y de los equinoccios, la muerte y la resurrección, eternamente renovadas del sol.”[5]
Pero avancemos al sentido alquímico propiamente dicho.
Una Cruz (x) es la que recomienda colocar en el cráneo al alquimista español Arnaldo de Vilanova para sanar la locura [6]. Esta X , además de ser la Ley de todo el Cosmos [7], se expresa en las tablas de espagiria como X o + (dependiendo de la perspectiva) designando desde el Acetum o agua mercurial de los sabios (+) hasta la sal amoniacal de los sabios (*).
O sea: aquel mediador que realiza el equilibrio armónico entre el fuego ^ y el agua . Y es en virtud de esta mediación que más tarde, con la acción prolongada del fuego, las dos naturalezas se fusionaran en la anhelada Piedra o Medicina Universal.
Podríamos seguir enumerando muchos más significados otorgados a la X. Pero ya creemos haber expuesto suficiente nuestro concepto.
Y sin embargo, no podemos proseguir sin antes ayudar al lector –que nos acompañó hasta aquí - brindándole algo de valor verdadero en el sentido del trabajo en el horno.
La X no sólo está relacionada íntimamente con Cristo ( cristo) , con la espada y con la única sustancia afecta a las labores filosofales. Enclavada en la tierra, donde sirvió de suplicio al Salvador, nos brinda el jeroglífico completo de la materia primitiva, vulgar y despreciada por todos. Y es gracias a la acción de esta misma sustancia que se extrae la leche de Virgen o Mercurio Común:
“Sin él - nos advierte Ireneo Filaleteo - sin este mercurio extraído de Nuestra Magnesia, es inútil encender la lámpara o el horno de los filósofos”.
Y no olvidemos que donde esta rematada la cruz, aparece la sigla INRI que se puede leer : Igne, Natura, Renovatur, Integra. Es decir: “La naturaleza entera renovada por el fuego”.
Antes de pasar al próximo geoglifo, es conveniente que nos detengamos un instante y analicemos el por qué llamamos a estos dibujos Jeroglíficos desérticos.
Siendo fieles a las raíces griegas, la palabra jeroglífico designa los caracteres de la escritura egipcia. Y, a diferencia de lo que se supone, no designa la palabra un sentido de vedado u oculto.
Jeroglifico significa algo así como “la escritura de los Dioses”. Esta sería la expresión correctamente entendida puesto que ieros significa “de origen divino”, “procedente de los dioses”, “Sagrado”, y : glujw “tallar”, “Grabar”.
Y bien visto, Nazca parece haber sido tallada por los dioses que en su original y trascendente lenguaje nos legaron su misterio.
Dicho esto, analicemos el Mono de Nazca:
El dibujo jeroglífico del Mono es la representación del alquimista, quien, con su paciente y meticulosa labor, debe ser el “mono de la Creación”, el incansable imitador de la naturaleza.
En el geoglifo nasqueño observamos al mono encorvado, exhausto de trabajar en la Obra que tiene entre manos, esa obra en escala reducida de lo que fue la Obra del Creador. Sus dedos intentan asir una indescriptible forma ¿esférica? ¿ovoide? El trabajo de toda su vida, invisible como ese espíritu que anima las cosas.
E incluso si examinamos con detenimiento las piedras de Ica (cuya autenticidad preferimos no pronunciarnos ni a favor ni en contra) propiedad de J. C Darquea, notaremos en una de ellas al mismísimo mono de Nazca. Pero con el detalle significativo de un turbante o gorro frigio.
Y: ¿acaso no era éste el símbolo de la iniciación que antiguamente se acostumbraba a colocar a aquellos sabios artistas que habían descubierto ciertos secretos?
El mono, por lo demás, es considerado como la representación simbólica del Hombre; el “jefe de la torre de control” de las tierras de Nazca.
Y si seguimos observando atentamente el Mono, vemos la cola enroscada a guisa de espiral, cuyo significado es tan transparente que la autora antropóloga Pasenkiewicz [8]nos dice :
“Dios creo el mundo, que con el movimiento en espiral de los cuerpos celestes se expande hasta el infinito”
Y añade:
“ Los residuos del cosmos envejecido , moviéndose en espiral, vuelven al centro constituyendo un sucesivo Huevo”.
Y esto, no sólo se condice con las modernas teorías científicas sobre la creación del universo, emanado de un Huevo, el “Huevo Cósmico” - bautizado por Georges Lamaître (1927) - sino que nos habla de manera preclara del Huevo Filosofal. Nuestro Rebis filosófico hecho de la unión del Azufre y el Mercurio[9], el Sol y la Luna, el Rey y la Reina. Es el sitio , además, donde se cocen estas sustancias y que Filaleteo, caritativamente, describe en sus obras.
“Los filósofos – nos aclara el bueno de Trevisano [10]– han llamado a su Mercurio “Huevo”, porque al igual que éste , es redondo y contiene en sí dos naturalezas y una sustancia; al mismo tiempo, de él puede nacer otra cosa, con vida y generación propia: el pollo.”
Y para más señas:
“ Este es el Huevo que, puesto al fuego, y solo por virtud de la simple cocción hacer nacer de sí un pollo. Y este tiene naturaleza hermafrodita, pues es macho y hembra.”
Pues bien, como dijimos, la reunión de estos conforman –o se introducen- el Huevo Filosofal, con el cual, una vez bebido en sus arcanos, uno puede hacer como la leyenda de Viracocha (en “Le Renard Pâle”) y romper la cascara de los secretos de la naturaleza para poder hallar la medicina verdadera del hombre.
En su “La mónada Jeroglífica”, el mago y alquimista John Dee nos menciona también este huevo:
“Ya que es muy conocido (el huevo) por todos los astrónomos que, en el éter, el circuito que él forma por su curso, está figurado por un óvalo”.
Y al respecto ,Grillot de Givry nos dice que está enseñando aquí “el secreto del movimiento vibratorio atómico.”
Y agrega:
“ El huevo que es una Gigantesca-celula según la expresión de Yves Delage, es en efecto, un microcosmos cabalmente similar al huevo genésico y órfico de donde ha emanado el universo organizado , y que el Escarabajo tienen encerrado en el arquitrabe de los templos egipcios”.
Por esta misma razón, ya los antiguos sabios llamaban a su compuesto - situado en el vaso idóneo y preparado según el arte para ser azotado por la avidez del fuego - el Rebis filosofal.
Y leyendo al enigmático alquimista hallamos:
“ Y es realmente , en este sentido , un Huevo, ya que en su envoltura ,o su cascara, encierra el Rebis filosofal, formado de blanco y de rojo en una proporción análoga a la del huevo de las aves.”[11]
Pero no nos vayamos tan lejos. Venid aquí y sentaos con nosotros. Es cierto, el Huevo es un Jeroglífico de la Gran Obra. Pero también lo es de la vida misma latiendo, rezumando existencia. Todos los seres nacen , como sabemos, de un huevo o placentas; verdaderamente es un Huevo de donde todos nosotros procedemos aquí abajo. Y así como el Huevo es la base de la vida de la “Piedra” o del Elixir, nuestra placenta (donde crecimos y nos desarrollamos desde nuestro periodo larval o fetal) es la madre de la existencia. Sin ella, no hubiéramos podido respirar , alimentarnos y, como la Piedra, formarnos a partes semejantes por elementos de nuestra Madre.
No diremos más. La ecuánime reflexión será la guía al saber moderado, al cual todos en este mundo aspiramos.
El próximo es el geoglifo del pez que representa según Pasenkiewicz “el proceso de evolución , mientras que la cabeza humana colgada , su punto final”.[12]
El pez fue el verdadero emblema de los primitivos cristianos. Y es el jeroglífico de la Piedra de los Filósofos en su estado larval, porque es justamente en virtud del agua que nace la piedra, así como el pez - y nosotros mismos - nacemos del agua.
Este “nada en nuestro mar filosófico”, nos recuerda el Cosmopolita en su obra “ Traité du Sel” [13](1669).
En muchos tratados de alquimia es frecuente que nos encontremos con la representación de una sirena o un hombre pez. Como por ejemplo en el manuscrito “Alchimie de Flamel” - Denis Molinier, (1772-1773) - que representan el producto del arte combinado en todas las dimensiones de la naturaleza. Y agreguemos que en ciertas basílicas Bizantinas, Cristo aparece representado como un tritón, con cola de pez.
(Motivo alegórico extraído del manuscrito Alchimie de Flamel, una de las paginas ilustradas en acuarela. Es interesante descubrir que Sirena, en griego seirhn : de seir Sol, y mhvh Luna , es la unión de los elementos que forman el Mercurio filosófico.)
Y se trata de nuestro pez o rémora (en griego Ecenhis ) “el piloto de la onda viva, nuestro Mercurio, el amigo fiel del alquimista”[14] Su valor alquímico es indudable. Pero antes de adentrarnos en el mismo, debemos rescatar que el pez posee otros atributos mágicos.
En la tradición de Neuquén (Argentina), según nos refiere el Dr. Gregorio Alvarez en “El tronco de oro”, es un diluvio el responsable de la transformación de ciertas personas - que no llegaron a las cumbres para salvarse - en pez o bien en Roca (petras ). Pero este pez que nada impertérrito en los desiertos de nazca, ajeno a toda sequedad, debe ser capturado diestramente con una red adecuada. Y aquí volvemos a insinuar nuevamente ese maremágnum de líneas entrecruzadas de nazca. Puesto que es una malla formada por hilos cruzados la que el artista debe asirse para llevar a buen termino su captura. ¿Una malla tejida por la paciente araña? Ya llegaremos, no nos apresuremos.
Nuestro pez:
“Se trata de un cuerpo minúsculo –en relación con el volumen de la masa de la que proviene –con la apariencia exterior de una lentilla biconvexa...de aspecto más terroso que metálico, este botón ligero, no fusible pero muy soluble, duro, quebradizo, friable, negro por una de sus caras , blanco por la otra, violáceo en su rotura.”[15]
Y este mismo pez es la isla del Cosmopolita, nacido en el mar de los sabios. Lo encontramos en el Mutus Liber, donde dos pescadores en barca se afanan por atraparlo con sedal y anzuelo. Parece ser que no hay labor más dificilisima que cazar el pez. Al menos eso es lo que nos asegura Hermes en su Tabla de la Esmeralda cuando dice “Suavemente y con gran habilidad y prudencia”.
Al pez también se lo ha llamado Delfín, Echeneis (según el Cosmopolita) , rémora o piloto, Perseo o pez del mar rojo. Este “delfín nada impetuoso en la superficie de las olas, y esta agitación dura hasta que la rémora, huésped invisible de las aguas profundas, detiene finalmente , como una poderosa áncora, el navío que va a la deriva...En la confusión general y combate de los elementos se adquiere esta paz permanente , la armonía resultante del perfecto equilibrio de los principios simbolizados por el pez fijado sobre la áncora: sic tristis aura resebit (así se apacigua esta terrible tempestad)”.[16]
Y una vez capturado con eficacia, será puesto a cocer en un Crisol especial con el consabido Coagulante para terminar, Dios mediante, en la Medicina Universal. Este pez, producto de un rudo combate entre materias fijas y volátiles, se trata de nada menos que nuestro Mercurio de los Sabios. Pero algunos atrevidos -sinceros por cierto -lo llaman azufre. Más no podemos hablar.
Es cierto que la alquimia tiene limites infranqueables. Y no nos agotará decir, una vez más, que al aspirante de esta ciencia no le basta con saber los pormenores de la Gran Obra. Por sobre todas las cosas le es preciso contar con ciertas influencias que debe proveerse.
A nosotros nos faltan aún años y arrugas por delante para agraciarnos. Puesto que hasta tanto no obtengamos la plenitud de la Obra , no habremos hecho sino empezar. Pero algún día llegara en que franqueemos el puente levadizo de la ciudadela alquímica de Henri Khunrath (1609).
Y, aunque seria motivo de orgullo contentarse con trepar el muro que nos veda el paso a los arcanos y desde ahí “ver” la fantasía hecha realidad, sólo el tiempo tendrá la última palabra.
En el último geoglifo que analizaremos , la Araña, en nuestra pampa árida, la antropóloga Pasenkiewicz nos dice al respecto:
“La araña aparece también en la pampa colorada de nazca , con el significado del importante trabajo realizado”.
Y añade:
“ El trabajo de la araña que teje el código genético de la futura vegetación comestible terrestres.”[17]
La frase, si se medita al finalizar nuestra exposición, cobrara nuevos matices filosóficos.
Pues bien ,en alquimia la araña , analizada cabalísticamente , designa otra vez la primer materia prima[18], tal y como se emplea en la vía seca o en la confección de la piedra la blanco.
Pero al estar sumamente relacionada con el mito de Teseo y el hilo de Ariadna, puesto que Ariane es una forma de denominar Airagne, araña , por métatesis de la i [19], también en cierta forma se aúna con la segunda materia obtenida por vía seca: ese acero magico o pirita artificial que queda como carroña.
Si se considera , claro esta, que la producción artificial de magnetismo se realiza –junto con cierto alambre- con un material típico, ya se habré dicho mucho en poco.
Y en Nazca esta araña ha tejido simbólicamente a lo largo de los lustros los cientos de trazos que cruzan de un lado a otro del desierto.
Y así como nuestro espíritu teje nuestra alma - y ésta nuestro propio cuerpo - aquel artrópodo sigiloso, nerviosamente moviéndose sin mover, ahora descansa de su labor en la que tejió el “Alma” de este Valle del Ingenio, este colosal “papiro pétreo”.
En donde, también como una araña, se han tejido cientos de historias y leyendas y - ¿por qué no? - ahora incluimos una nueva hebra para la madeja.
Nos faltan muchas horas de análisis profundos para afirmar con la rotundidad que desearíamos que Nazca y sus líneas poseen un significado alquímico en todo su conjunto. Es evidente, no obstante, que muchos dibujos sí parecen apoyar esta idea. Y otros, quizá por deficiencias nuestras, se nos escapan.
Pero la pregunta que todos se hacen es ¿qué finalidad tienen estas líneas?
Quizá no sea astronómica. Ni religiosa. Ni alquímica. De lo que estamos absolutamente convencidos es que su propósito estriba en que reflexionemos, nos preguntemos “de Donde venimos”, “Adonde vamos”, “Qué hacemos aquí”.
Y habrá discrepancias en todas las teorías pero quizá después de todo el objetivo de los autores de Nazca haya cumplido su cometido: elevarnos, aunque sea poco, de nuestra efímera y perecedera condición humana.
Y la única manera de lograrlo es a través del pensamiento. Base de toda concepción.
Por último, en diversos libros o artículos de investigación sobre Nazca hemos podido cotejar una pregunta clave y una incógnita: ¿qué hacen tantas líneas cruzadas yendo y viniendo sin aparente orden ni concierto?
Se ha llegado a pensar que eran antiguos dibujos que fueron reemplazados, que eran especies de tuberías donde un agua virtual circularía en determinados días del año.
Desde nuestra posición, no atreviéndonos a contestar plenamente esta natural duda, sólo diremos que es la propia naturaleza del Mercurio la que produce en su superficie una “encrucijada de líneas entrecruzadas”. Tal y como pudimos atestiguar visualmente en cierta oportunidad. Y ,“estas figuras geométricas, tanto más aparentes y mejor grabadas cuanto más pura es la materia, son un efecto de la voluntad todopoderosa del espíritu o de la luz”.[20]
De aquí se puede comprender por qué estas líneas entrecruzadas - “entre cruz” - son comparadas a menudo con las mallas de la red o mediomundos que sirven para capturar el pez simbólico en nuestras aguas filosofales.
Y no nos olvidemos , aunque seguramente sólo es casualidad, que es un color rojizo el que cubre nuestra pampa. Un color que quizá hallemos emparentado con el de nuestra piedra en estado de masa.
“De color azafrán cuando se pulveriza, pero roja como el rubí cuando queda en masa integra.”, nos dice Henri Khunrath en su “Anfiteatro de la Eterna sabiduría”.
El Cosmopolita, que algunos sospechan que su nombre era Sethon, también coincide con esta descripción:
“ Si se encontrara nuestra materia en un último estado de perfección, hecha y compuesta por la naturaleza, si fuera fusible como la cera o como la mantequilla y sus rojez, su diafanidad y claridad aparecieran en el exterior, verdaderamente ante nuestra bendita piedra entonces estaríamos”.
En una transmutación llevada a cabo por Cosmopolita (Sethon) en 1602, se empleó un polvo “de un color parecido al amarillo limón”. Un año después cuando vuelve a ejecutar la proyección se sirve de una piedra roja [21]. Pero como nos indica el enigmático "clan" Fulcanelli:
“Lo que ante todo se debe retener es que la Piedra Filosofal se ofrece a nosotros en forma de un cuerpo cristalino, diáfano, rojo en masa, amarillo tras la pulverización, denso y muy fusible”.
Nos parece suficiente.
Y terminando, no debemos pasar por alto lo que nos atrajo - a igual que a muchos - de las líneas de Nazca: su gloriosa ejecución.
Y ya lo mencionamos, pero volveremos a hacerlo. La líneas poseen una grandeza e inmortalidad que, casi convencidos de ello, creemos que sólo para un fin transcendental en el ser humano pudieron ser plasmadas.
El desierto es el “libro” rígido y silente. La figuras y líneas , el desorden con concierto. Los dibujos , el intento del hombre por dejar , una vez más, abierto el sendero al conocimiento...
* * *
Augusto De Saint
[1] Según otra teoría, las líneas de Nazca tenían una utilidad religiosa. Anthony Aveni y Persis Clarkson, entre otros, opinan que “las líneas rectas más largas servían quizá para conectar lugares sagrados, marcando los caminos rituales que debían seguirse en las fiestas y ceremonias” Pero ,en tal caso ¿y los vestigios de templos o lugares sagrados? Tony Morrison, también atribuye a los dibujos un significado religioso. Nota de los Autores.
[2] “La gran época olvidada de la historia americana”. Pg, 7.
[3] “Les Demeures Philosophales”. Fulcanelli
[4] Ibídem. Fulcanelli, pg 283.
[5] Op Cit. Gerard de Sede, pg 173.
[6] “El Universo de la Alquimia”, M.J.V.Alonso. Pg, 38.
[7] Según Titus Burckhardt, “Alquimia”.
[8] “La Gran época olvidada de la historia Americana”, pg 10, 26.
[9] Es conveniente resaltar , aunque ya otros más eruditos lo hayan hecho, que el Azufre y el Mercurio en nada se emparentan con las materias vulgares por todos conocidas. Nota de los Autores
[10] “Sobre la Naturaleza del Huevo”, “Epístola de Trevisano a Tomás de Bolonia”. Bernardo el Trevisano.
[11] Fulcanelli. Op Cit.
[12] Ibídem. Pg 27.
[13] Pg, 76. Cosmopolita. A. Sethon.
[14] “Les Demeures philosophales”. Pg 473.
[15] “Ibídem”. Pg 405,473,223, 226,395,520, 534,578, 624.
[16] Ibídem, pg 519.
[17] Op Cit. Pg 33.
[18] Llamada por Filaleteo “Imán” a esta naturaleza mineral.
[19] Les Mystére des Cathedrales.
[20] “Les Demeures philosophales”. Pg 535.
[21] Ibídem, pg 207. Fulcanelli.
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